- La más cara no es necesariamente la mejor.
Los profesionales del cabello, prefieren las planchas de titanio por sus buenos (y duraderos) resultados, “tienen un calor muy estable con un mínimo de variación.
Además, se calientan rápido y tienen cuidado iónico. Por esta razón, transfieren el calor más rápido al pelo y, al tener que pasar la plancha menos veces, se produce menos daño en el cabello”.
Antes de elegir una muy cara, es mejor buscar entre las de precio medio, porque las hay de calidad igualmente excelente”. Y no se recomiendan las de acero.
-Tienes mucho pelo y la compras muy ancha para terminar antes.
Lo primero que debes preguntarte antes de adquirir una plancha es para qué la vas a usar. Si es para alisar el pelo, tienes que tener en cuenta la longitud del mismo y su grosor.
“Si tienes mucho pelo y sólo quieres alisarlo, lo más aconsejable es que uses una plancha ancha para tener mejor resultado y ahorrar tiempo. Si lo que quieres es conseguir ondas, además de alisarlo, lo ideal es una plancha con anchura estándar”, señalan los estilistas.
- Abusas constantemente de la plancha.
¡Cuidado! Debes tener el mínimo contacto posible con la plancha. “Es importante que no la utilices cada vez que laves tu cabello”. En todo caso, el secador es mucho menos dañino porque el aire no es tan caliente y porque no está en contacto directo con el cabello.
-Protector de calor, ¿para qué?
Además de todos los productos que usas para el pelo (champú, acondicionador, mascarilla una vez a la semana, sérum anti-encrespamiento, crema de peinado), debes aplicar un protector de calor antes de la plancha.
“El protector de calor es indispensable siempre, pero mucho más en el pelo teñido o con mechas, porque está más seco, y con las planchas solo conseguiremos deshidratarlo más”, indica Lesur.
Si eliges una fórmula en crema, aplícala en la cantidad justa (tampoco mucha) una vez que hayas secado el pelo. Si es un spray, pulverízalo a unos 20 o 30 centímetros del cabello.
En uno y otro caso puedes elegir hacerlo mechón a mechón según vayas pasando la plancha, o bien hacerlo en todo el cabello desde el principio, pero siempre desde la mitad a las puntas.
-Temperatura a tope… para terminar antes.
Las planchas generalmente te permiten elegir entre 160 y 230 grados. La temperatura a 160 es para pelo fino, dañado y teñido; 180 grados es para cabello sano, sin color, y las temperaturas más altas, entre 180 y 230 grados, son para pelo grueso, rebelde y sano.
Se aconseja probar primero con 160 grados “y que después vayas subiendo. Es importante tener en cuenta, que cuando la temperatura es más baja, siempre es menos dañina para el cabello”.
-Utilizarla con el pelo mojado.
Es lo peor que puedes hacer, según los peluqueros. Antes, hay que secar el pelo, preferiblemente al aire, y si no con el secador.
“Lo ideal es tenerlo seco al 80% en el caso de las de cerámica o de titanio, y al 100% antes de las planchas clásicas”, puntualizan.
“Si no le quitamos antes toda la humedad al cabello, lo que haremos con las planchas no será peinarlo, sino cocerlo y cocinarlo”, así de malo es.
-Pasas y repasas y vuelves a pasar.
En tu afán de que te dure lacio todo el fin de semana, pasas y repasas la plancha, cuando lo mejor es hacerlo pocas veces.
Se aconseja : “Pásarte la plancha las mínimas veces posibles y si con una pasada o dos consigues el resultado que buscabas es mejor no darle más calor al cabello.
Cuanta mejor calidad tenga tu plancha, menos veces tendrás que pasarla”, señala.
Un último consejo es usar productos de acabado. Son perfectos para poner el punto final, sublimar el brillo y dejar el cabello, sin apelmazar, más pulido.
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