jueves, 26 de noviembre de 2015

miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Cómo mejorar la postura para un sueño relajado y reconfortante?












Una cosa es acostarse a dormir y otra diferente es acostarse a dormir bien, en una posición que nos asegure un buen descanso y no nos traiga complicaciones ni dolores en el cuerpo al corto o largo plazo. Es que hay posiciones para dormir que si bien pueden resultar muy cómodas no son demasiado “saludables”, pues implican una postura que presiona nuestros músculos y puede causarnos tensión y dolor en la espalda y el cuello entre otras complicaciones.

Dormir en una posición incómoda puede causar estrés; hombros, columna o cuello dislocados; dolor en las caderas y mandíbula; y mal humor. Es por ello que debes encontrar una posición adecuada para descansar durante la noche. Si nos despertamos cansados normalmente culpamos al colchón o la almohada, pero la verdad es que ha sido culpa de la posición en la que hemos dormido.

Antes de escoger la postura correcta, debes considerar las tres curvas principales de tu cuerpo: la línea alrededor del cuello, la mitad de la espalda y la zona baja de la espalda. Estas tres curvas deben permanecer en una posición natural mientras duermes.







Dormir sobre el estómago:

Apoyar el estómago sobre el colchón con la cabeza girada hacia un lado y ambas manos bajo la almohada. En esta posición el cuello está bajo presión y además agregas presión adicional a los nervios de las manos. Igualmente el peso del cuerpo presiona los pulmones y el pecho, afectando los ciclos de inhalación y exhalación.

Para mejorar esta posición se recomienda utilizar una almohada más grande que colocarás en un costado de cuerpo y justo debajo de las caderas.

Las personas que sufren de presión arterial alta deberían dormir sobre el lado izquierdo, mientras que quienes sufran de cálculos renales deberán hacerlo sobre el derecho.

Boca arriba sobre la espalda:

 Colocarse boca arriba con la espalda apoyada en la cama es la mejor posición para dormir. Con ella se evitan dolores de cabeza, cuello y espalda, dado que la columna vertebral se mantiene en una posición bastante neutral. Esta posición también reduce los síntomas del reflujo ácido y evita la aparición de arrugas, pues no presionamos el rostro sobre la almohada. Para las mujeres, incluso, esta pose tiene otro beneficio y es que resulta el más cómodo para prevenir la flacidez en los senos.
¿El lado negativo? Dormir boca arriba sí tiene una desventaja y es que favorece los ronquidos. Para aquellos que descansan en esta posición les recomendamos utilizar una almohada “inflada” que sirva de apoyo para la cabeza y cuello a la altura justa de manera de no tensionar los músculos.

De costado:

Esta es una de las posiciones más cómodas para dormir y también una de las mejores, aunque como todo tiene sus ventajas y sus desventajas. Vayamos primero por las ventajas: previene el dolor de cuello y de espalda, reduce el reflujo ácido, disminuye los ronquidos y es la posición adecuada para dormir durante el embarazo.
Por otro lado, lo malo es que potencia la aparición de arrugas porque mantenemos la piel del rostro rozando la almohada y, en las mujeres, los senos quedan quizás forzosamente apretados contra la cama. Para quienes duermen así, se recomienda usar una almohada gruesa que llene el espacio que queda entre el hombro y la cabeza apoyada. Este tipo de almohada permite descansar con la cabeza y el cuello en una pose más neutral. Si estás embarazada, recuerda que es mejor dormir sobre el lado izquierdo del cuerpo, pues logras una mejor circulación.

Posición Fetal:

Si bien es buena para las embarazadas y para roncar menos, la posición fetal implica una curvatura del cuerpo que restringe la respiración diafragmática y que puede traer tensión y dolor en el cuello y espalda al día siguiente. También favorece la aparición de arrugas y la flacidez en el pecho.
¿Duermes en esta posición? Si es así intenta no curvarte demasiado para evitar las desventajas que mencionaba recién. Utiliza una almohada gruesa que genere un buen soporte entre el hombro, el cuello y la cabeza.







Boca abajo:

Cuando estamos muy cansados generalmente nos abalanzamos sobre la cama y nos quedamos dormidos así, con la panza apoyada. Si bien es una posición común, debemos evitarla porque ejerce presión sobre nuestros músculos y articulaciones, lo que puede causar dolores o entumecimientos en el cuello y la espalda. Para que tengas una idea, dormir en esta pose, aunque no te des cuenta, trae el mismo dolor que se sentiría si se tiene el cuello doblado hacia un lado durante 15 minutos al día. Otra desventaja es que la presión del rostro que queda apoyado contra la almohada favorece la aparición de arrugas. ¿Ventaja? Dormir sobre la panza puede ser bueno para reducir los ronquidos.
El consejo para quienes duermen en esta posición es que utilicen una almohada bien finita o bien que no utilicen ninguna almohada para evitar la presión sobre cuello y espalda.

martes, 24 de noviembre de 2015

¡¡Cuando los hijos se van!!








Hay que aceptarlos con esa condición, hay que criarlos con esa idea, hay que asumir esa realidad.
No es que se van… es que la vida se los lleva.
Ya no eres su centro.
Ya no eres propietario, eres consejero.
No diriges, aceptas.
No mandas, acompañas.
No proyectas, respetas.
Ya necesitan otro amor, otro nido y otras perspectivas.
Ya les crecieron alas y quieren volar.
Ya les crecieron raíces y maduraron por dentro.
Ya les pasó las borrascas de la adolescencia y tomaron el timón.
Ya miraron de frente la vida y sintieron el llamado para vivirla por su cuenta.
Ya saben que son capaces de las mayores aventuras y de la más completa realización.







Ya buscarán un amor que los respete, que quiera compartir sin temores ni angustias las altas y las bajas en el camino, que les endulce el recorrido y los ayude en el fin que quieren conseguir.
Y si esa primera experiencia fue equivocada, tendrán sabiduría y las fuerzas para soltarla, así, otro amor les llegará para compartir sus vidas en armonía.
Tienen un camino y quieren explorarlo, lo importante es que sepan andar lo, tienen alas y quieren abrirlas.
Lo importante es el corazón sensible, la libertad asumida y la pasión a flor de piel.
Tú quedas adentro. En el cimiento de su edificio, en la raíz de su árbol, en la corteza de su estructura, en lo profundo de su corazón. Tú quedas atrás. En el beso que les mandas. En la oración que los sigue. Tú quedas siempre en su interior, aunque cambies de lugar.








lunes, 23 de noviembre de 2015

¿Tiene tu hij@ una autoestima negativa?









"Una de las variables más significativas que se ha descrito para el bienestar emocional, la adaptación social y el éxito en la vida es tener una autoestima positiva, es decir, saberse y sentirse querido, valioso y competente en diferentes aspectos", plantean Isabel Margarita Haeussler y Neva Milicic en la introducción de su libro Confiar en uno mismo.

En el texto, las psicólogas proponen un programa de desarrollo de la autoestima para niños de enseñanza básica a través de diferentes actividades. Y aunque el libro está dedicado especialmente a los educadores, también puede ser útil para las familias interesadas en el desarrollo de la autoestima de sus hijos.

Claro, porque -tal como afirman las autoras- una autoestima positiva se traduce en una percepción de ser querible, valioso y en estar contento de ser como se es. Sin embargo, también existe el lado negativo que implica todo lo contrario: un sentimiento de ser poco valioso, no querible y, en resumen, de no aceptarse a uno mismo.

"Dependiendo de la personalidad del niño, de sus experiencias vitales y de los modelos de identificación a los que ha estado expuesto, la autoestima negativa puede expresarse de diferentes maneras", sostienen Haeussler y Milicic.

A continuación te presentamos algunas de las actitudes y conductas que, según las psicólogas, son las más frecuentes de los niños con problema de autoestima:

1. Actitud excesivamente quejumbrosa y crítica: permanentemente están reclamando con el objetivo de conseguir la atención y simpatía de los otros. Sin embargo, logran exactamente lo contrario, es decir, ser rechazados, lo que de alguna manera les confirma que son víctimas y que nadie los comprende.

2. Necesidad compulsiva de llamar la atención: constantemente interrumpen para que los demás se fijen en lo que están haciendo o pensando, pero por lo general no tienen éxito y reciben respuestas negativas. Así, continúan con su actitud demandante.

3. Necesidad imperiosa de ganar: se frustran y ofuscan en forma desproporcionada si pierden, y sólo están satisfechos cuando logran ser los mejores. "Son malos perdedores, porque no aceptan la derrota; y malos ganadores, porque hacen una ostentación exagerada de sus éxitos", describen las autoras.

4. Actitud inhibida y poco sociable: se valoran poco y tienen temor a autoexponerse. Asimismo, se consideran aburridos, por lo que no toman la iniciativa creyendo que podrían ser rechazados. Esto hace que sus compañeros tiendan inconscientemente a ignorarlos, y prefieran acercarse a otros más participativos y entusiastas.

5. Temor excesivo a equivocarse: consideran que un error es sinónimo de catástrofe. "Prefieren decir 'no sé', cuando se les pregunta algo, si no están completamente seguros de la respuesta", sostienen Haeussler y Milicic. Como consecuencia, suelen presentar ansiedad frente a exigencias, y experimentar "bloqueos" en pruebas o exámenes.

6. Actitud insegura: confían poco en sí mismos, tienen miedo de hablar en público y un marcado sentido del ridículo. Según las psicólogas, esta actitud frena su creatividad, ya que prefieren hacer sólo lo que están seguros que hacen bien.








7. Ánimo triste: pueden confundirse con niños tranquilos, pero en realidad les falta espontaneidad y son poco vitales en relación a sus compañeros. "Son niños que no pelean por su espacio y, en una actitud resignada, aceptan el lugar que se les asigna", señalan las autoras. El problema es que como "no molestan", a veces reciben ayuda en forma tardía.

8. Actitud perfeccionista: en su afán por que cualquier trabajo quede perfecto, son lentos y no alcanzan a terminar. Y, cuando lo hacen, quedan descontentos con el resultado, por lo que evitan que otros lo vean. "Les cuesta discriminar qué es importante y qué no lo es, por lo que gastan la misma energía en cosas accesorias que en cosas importantes, dejando de hacer, en ocasiones, tareas fundamentales", dicen Haeussler y Milicic.

9. Actitud desafiante y agresiva: a juicio de las psicólogas, esta conducta es quizás la más difícil de percibir como problema de autoestima, ya que los niños desafiantes aparecen como sobreseguros. Además, los adultos tienden a reaccionar en forma negativa hacia aquellos con actitudes desafiantes y agresivas, lo que a su vez hace que los niños escondan su tristeza con más agresión, transformándose en un círculo vicioso. "El pronóstico de estos niños suele ser malo, porque es necesario ser muy tolerante y sabio con ellos para trascender a estos comportamientos y no caer en técnicas represivas", indican.

10. Actitud derrotista: se perciben a sí mismos como fracasados, por lo que no inician ninguna empresa porque están convencidos de que no resultará. "Prefiero pasar por flojo que por tonto" es una frase que los identifica plenamente.

11. Actitud complaciente: siempre tratan de agradar a los demás, dicen que sí a todo lo que se les pide y les es difícil hacer valer sus derechos, proteger su espacio y decir que no, todo por temor a ser rechazados.

12. Necesidad compulsiva de aprobación: requieren reconocimiento por cada logro y buscan permanentemente la atención de los adultos. "Detrás de esta necesidad de aprobación hay una inseguridad muy grande, una falta de confianza en sus propias capacidades, y un temor muy marcado a mirarse a sí mismos, a enfrentar sus sentimientos y a autoevaluarse", declaran Haeussler y Milicic.

13. Falta de sí mismos posibles: son incapaces de proyectarse a sí mismos en estados futuros, con un lugar y un espacio donde puedan desarrollar su proyecto personal. Además de ser una señal de autoestima negativa, la ausencia de sí mismos posibles puede relacionarse con cuadros depresivos, afirman las psicólogas.






domingo, 22 de noviembre de 2015

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