Mi querid@ hij@:
El día que me veas vieja te pido por favor, que me tengas paciencia, pero sobretodo, trata de entenderme, mi querid@ hij@. Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación dame un tiempo para recordar; y si no puedo, no te enojes o te pongas impaciente y mucho menos arrogante; solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es simplemente estar contigo, y que me escuches.
Cuando mis cansadas y viejas piernas no me dejen caminar como antes, dame tu mano de la misma manera que yo te las di a ti cuando diste tus primeros pasos, y si un día te digo que ya no quiero vivir más, que estoy lista para morir, por favor, no te molestes, no te enojes porque un día mi querid@ hij@… lo entenderás. Recuerda que yo te enseñé muchas cosas, como comer, vestirte apropiadamente, o lidiar con la vida.
El día que notes que me estoy volviendo vieja, mi querid@ hij@, ten paciencia conmigo, y sobretodo, trata de entenderme mientras te pido que trates de entender que a mi edad se alcanza un punto donde no se vive más, sólo se existe.
Cuando estos días vengan, no te pongas triste de verme así, sólo te pido que estés conmigo, trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor y con gran agradecimiento por el regalo del tiempo y vida que tuvimos la dicha de compartir junt@s.
Te lo agradeceré, con el inmenso amor que siempre nos
hemos tenido.
Con mucho amor: Mamá
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