La concentración actualmente aceptada como normal de colesterol en el plasma sanguíneo (colesterolemia) de individuos sanos es de 150 a 200 mg/dL. Sin embargo, debe tenerse presente que la concentración total de colesterol plasmático tiene un valor predictivo muy limitado respecto del riesgo cardiovascular global (ver más abajo). Cuando esta concentración aumenta se habla de hipercolesterolemia.
Colesterolemia por debajo de 200 mg/dL (miligramos por decilitros): es la concentración deseable para la población general, pues por lo general correlaciona con un bajo riesgo de enfermedad cardiovascular.
Colesterolemia entre 200 y 239 mg/dL: existe un riesgo intermedio en la población general, pero es elevado en personas con otros factores de riesgo como la diabetes mellitus.
Colesterolemia mayor de 240 mg/dL: puede determinar un alto riesgo cardiovascular y se recomienda iniciar un cambio en el estilo de vida, sobre todo en lo concerniente a la dieta y al ejercicio físico.
En sentido estricto, el nivel deseable de colesterol LDL debe definirse clínicamente para cada sujeto en función de su riesgo cardiovascular individual, el cual está determinado por la presencia de diversos factores de riesgo, entre los que destacan:
Edad y sexo.
Antecedentes familiares.
Tabaquismo.
Presencia de hipertensión arterial.
Nivel de colesterol HDL.
En personas con riesgo cardiovascular alto, es decir, aquellas con una probabilidad de más de un 20% de sufrir un evento cardiovascular mayor o letal en un periodo de 10 años, tales como pacientes diabéticos o que previamente hayan tenido uno de estos eventos, la recomendación actual es mantener un nivel de colesterol LDL menor a 100 mg/dL. Incluso en los pacientes que se catalogan de muy alto riesgo se recomienda un colesterol LDL igual o menor a 70 mg/dL.
Colesterol por debajo de 200 mg/dL: bajo riesgo.
Colesterol entre 200 y 300 mg/dL: riesgo intermedio.
Colesterol mayor de 300 mg/dL: alto riesgo.
No le dicen el enemigo silencioso por gusto. Presentar altos niveles de colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad o colesterol malo) puede desencadenar múltiples enfermedades, como problemas cardiovasculares y arterioesclerosis al acumularse en las paredes de las arterias, formando una placa que dificulta la circulación de la sangre. Existen alimentos que disparan este indicador, pero también hay algunos capaces de mantenerlo a raya.
Aquí te contamos cuáles son:
El ajo y las manzanas, entre otros, son capaces de mantener a raya este indicador que, de dispararse, puede desencadenar peligrosos problemas cardiovasculares.
MANZANAS:
Gracias a los polifenoles (un tipo de antioxidante) que contienen, consumir una de estas frutas diariamente por 4 semanas provoca una reducción en un 40% del colesterol malo de los adultos. Así lo comprobó una investigación desarrollada por la Universidad de Ohio, según reporta el portal Daily Mail. Cabe mencionar que, en general, las frutas son capaces de reducir este indicador. Se recomienda comerlas enteras y no en jugos.
AVENA:
Los cereales ricos en fibra soluble, como la avena, reducen la absorción de colesterol malo en el torrente sanguíneo, afirma en su portal web la clínica estadounidense Mayo, especializada en el tema. Se recomienda ingerir una taza y media de avena al día y acompañarla con frutas.
AJO FRESCO:
Los estudios demuestran que el ajo puede prevenir la acumulación de la placa que obstruye las arterias, evitando que las partículas individuales de colesterol se peguen en sus paredes, explica el portal de noticias Huffington Post.
AJONJOLÍ:
Al tener un alto contenido de ácidos grasos esenciales, el ajonjolí puede reducir el colesterol malo y aumentar el colesterol HDL (colesterol bueno). Se recomienda consumirlo crudo. Para ellos remoja sus semillas por unas 8 horas, luego licúalas junto a tu jugo de frutas favorito.
NUECES:
Las nueces y las almendras reducen el colesterol en sangre debido a que contienen ácidos grasos poliinsaturados, sustancias benéficas capaces de mantener los vasos sanguíneos saludables.
Así que debemos agregarlos siempre en nuestra dieta diaria...
El ajo y las manzanas, entre otros, son capaces de mantener a raya este indicador que, de dispararse, puede desencadenar peligrosos problemas cardiovasculares.
MANZANAS:
Gracias a los polifenoles (un tipo de antioxidante) que contienen, consumir una de estas frutas diariamente por 4 semanas provoca una reducción en un 40% del colesterol malo de los adultos. Así lo comprobó una investigación desarrollada por la Universidad de Ohio, según reporta el portal Daily Mail. Cabe mencionar que, en general, las frutas son capaces de reducir este indicador. Se recomienda comerlas enteras y no en jugos.
AVENA:
Los cereales ricos en fibra soluble, como la avena, reducen la absorción de colesterol malo en el torrente sanguíneo, afirma en su portal web la clínica estadounidense Mayo, especializada en el tema. Se recomienda ingerir una taza y media de avena al día y acompañarla con frutas.
AJO FRESCO:
Los estudios demuestran que el ajo puede prevenir la acumulación de la placa que obstruye las arterias, evitando que las partículas individuales de colesterol se peguen en sus paredes, explica el portal de noticias Huffington Post.
AJONJOLÍ:
Al tener un alto contenido de ácidos grasos esenciales, el ajonjolí puede reducir el colesterol malo y aumentar el colesterol HDL (colesterol bueno). Se recomienda consumirlo crudo. Para ellos remoja sus semillas por unas 8 horas, luego licúalas junto a tu jugo de frutas favorito.
NUECES:
Las nueces y las almendras reducen el colesterol en sangre debido a que contienen ácidos grasos poliinsaturados, sustancias benéficas capaces de mantener los vasos sanguíneos saludables.
Así que debemos agregarlos siempre en nuestra dieta diaria...
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